RESUMENYa no hay tiempo, el tiempo a de empezar a cobrar el derroche de su paso, de su experiencia, seguimos viviendo en un mundo de conciencia oscura que pronto ha de despertar, tenemos que reconocer a las nuevas tecnologías como simples herramientas que compiten, que ayudan, pero que jamás se compararán con la razón del hombre, que aunque parece un instrumento en tiempos actuales poco obsoleto ante las grandes modas, vicios y demás, algún día será quien pare a esas grandes herramientas y las ponga en su lugar, pues la capacidad que poseemos ilimitada a nuestro desarrollo y progreso tiene algún día que triunfar con ese sentimiento humano que le de el toque y la esencia a lo que verdaderamente somos, solo es cuestión de abrir los ojos desde adentro, no podemos seguir enajenados viendo como pasa y pasa el tiempo…
SIN ÉTICA; ¿QUE VALOR TIENE LA RAZÓN?EL PLAGIO EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
¿CUESTIÓN DE QUÉ?
Actualmente, existe una enorme cantidad de “profesionistas” en campos de la investigación científica que aportan al conocimiento de la humanidad, cierto, pero como negar que el tema de la investigación en nuestro país sea un tema descuidado en la formación escolar-profesional que forma parte de las carencias y necesidades que hasta el día de hoy exige nuestra madre educación en toda su extensión, en el ejercicio de la investigación científica uno de los casos particularmente más relevante es el del plagio de la información, que viene siendo una muestra clara no solo de la falta de conocimientos sobre la materia sino también de ética y de valores por parte del “investigador” que; en su intento de serlo no soluciona si no se crea más problemas en el momento en que rompe el circulo de calidad y normatividad de los verdaderos ejercitadotes de la indagación científica, no solo de éstos tiempos si no de todos los tiempos.
Rojas (1992) enuncia lo siguiente:
La falta de una verdadera formación como científicos conduce a muchos individuos a apropiarse de ideas, información o aportaciones de diversos autores sin citar a éstos ni mencionar el nombre del título del libro o artículo correspondiente. Muchas personas lo hacen deliberadamente; otras desconocen la exigencia reconocida internacionalmente para elaborar un trabajo científico como lo es el de otorgar los créditos a los autores en los que nos apoyamos al realizar nuestras investigaciones. También en ocasiones se desconoce la forma de hacer las citas bibliográficas puesto que los planes de estudio de muchas carreras no incluyen materias sobre técnicas de investigación documental, en donde se enseñan este tipo de requisitos para redactar artículos científicos, proyectos de tesis o cualquier tipo de trabajo de investigación. (P.1).
Particularmente comparto con el autor éstas razones pretéxtales que giran en torno a esta disciplina, de acuerdo con el pobre sistema educativo en México que da mucho a desear, sin embargo, se me hace más importante resaltar que ninguna es razón suficiente que permita o ampare algún acto deshonesto que pertenezca más a la cuestión tanto de la ignorancia como de la fechoría y no al sentido ingenuo poco formal que no encaja con éste oficio, en su caso, deben tomarse las medidas correspondientes para que ese alguien que no respete los trabajos exhaustivos de otras personas aprenda hacerlo.
Rojas (1992) fundamenta:
El plagio puede conducir a serios problemas tanto de demérito académico como de carácter legal ya que el autor a quien se plagia sus ideas o aportaciones puede entablar una demanda por la comisión de este delito. Desafortunadamente, muchos profesores no le damos la debida importancia al plagio y solo le llamamos la atención al alumno que comete este delito. Los docentes debemos hacer que los estudiantes conozcan la gravedad de dicho fenómeno a fin de que esta práctica bastante frecuente se destierre poco a poco de nuestro país. (P.1).
Personalmente apunto a que debemos considerar al plagio como lo serio del problema por que más allá de hasta donde lleguen las consecuencias fuera de nuestro alcance debemos admitir que como investigadores estamos bajo nuestra propia responsabilidad, por ende, lo que hacemos mal se queda dentro de nosotros y ese es le verdadero problema que se debe erradicar de raíz, y es qué la realidad en la que vivimos realmente sobrevive ante las esperanzas que allá afuera en el campo de acción todo mundo espera de los actuales y futuros profesionales, creyendo en nosotros y nosotros ¿en quién?
UNA COMPRENSIÓN ÉTICAMENTE HUMANA
La ética, los valores, la educación, los conocimientos son cosas del pasado pero no han quedado atrás, más bien el hombre y la sociedad en nuestro intento por “avanzar” nos hemos quedado rezagados preocupándonos más por conseguir las nuevas herramientas tecnológicas que no son tan necesarias como les decimos ser, y nos olvidados de las bases más que necesarias por adquirir para poder empezar a despegar, que en ésta caso vienen siendo los cuatro puntos principales con los que iniciamos éste exhorto y que están delante de nosotros, ¿Cuántas veces se tiene que insistir a la familia, a los educadores y a nuestros gobernantes sobre la suma importancia de éstos temas para el hoy?, ¿A quién les debe importar por si acaso hay mañana?
Hombres y mujeres, aprendices y maestros, sociedades enteras, todos por igual, debemos comprender que vivimos en un mismo mundo y que todos y cada uno de nosotros mediante nuestra conciencia progresista podemos lograr una estabilidad global en todas nuestras áreas de oportunidades, la comprensión de nuestro entorno consiste en ayudarnos unos a los otros en tratar de ser mejores con nosotros mismos, de qué sirve ser un funcionario público de nuestra patria o un preceptor, o un padre de familia si el legado que estamos dejando para nuestros hijos es el mismo en el que nosotros nos encontramos contaminados, jóvenes profesionistas debemos comprometernos con la educación formal, adecuada para la supervivencia y convivencia de calidad, ¿A quién le gustaría ver a su propio hijo ser un gran mentiroso ante una oportunidad de vida que puede ser llena de verdad y felicidad?, es momento de reflexionar y de actuar en cada uno de nuestros siguientes pasos, dados con dignidad, con ese valor indeleble propio de un gran hombre o de una gran mujer, seria mentira decir que estamos prosperando pero es verdad que podemos hacerlo en un nuevo amanecer.
Morin (1999) apunta lo siguiente:
La comprensión es a la vez medio y fin de la comunicación humana. El planeta necesita comprensiones mutuas en todos los sentidos. Dada la importancia de la educación en la comprensión a todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma planetaria de las mentalidades; esa debe ser la labor de la educación del futuro. (P.8)
¿De que sirve saber si no se comprende?, pareciera una pregunta trillada pero, sinceramente si todos en el mundo comprendiéramos existiría la tolerancia entre unos y otros y, ésta a su vez desarrollaría esa cadena de valores universales que fraternalmente necesitamos para dialogar y concientizarnos de manera pluralizada sobre los acontecimientos que se suscitan en nuestro planeta, empezando por aceptar el caos de las cosas y los cambios, para después cuestionarnos y ofrecernos posibles soluciones finalizando con seleccionar las más viables y pertinentes, en pro de la mejora y de la calidad de vida.
Podemos suponer que gracias a nuestra capacidad e intelecto todos comprendemos y somos concientes de nuestras acciones en nuestras vidas diarias y de lo que ocurre alrededor, supongamos también que todos deseamos lo mejor para lo propio de nosotros y para todos en general, que somos éticos y personas de gran valor, pensemos en que estamos comprometidos con nuestro planeta ayudándolo a ser mejor y que somos consumidores inteligentes y que tenemos lo que necesitamos, ahora bien, introspectivamente hagamos de cuenta que alguien atenta en contra de lo que intrínsicamente somos y destruye lo que era nuestro, y nos compromete y endroga en un circulo vicioso ¿Qué sentiría usted?, la diferencia es que los niños del mañana ahora no lo sienten por que no pertenecen a esto, y nosotros nos hacemos tontos al nos decirles, y peor aún, no hacemos nada para que ellos recuperen lo que les pertenece y puedan ser mejor que nosotros, hombres y mujeres no tenemos que engañar ni engañarnos, padres y maestros no les digan nada, solo fórjenlos y enséñenles a formarse en valores para que ellos no sigan el mismo camino sucio, corrupto, y despreciable, y retomen el sendero de la verdad y la justicia, por un planeta bien.
Herbart (1983) expone:
El arte de turbar el sosiego de un alma infantil, de apoderarse de ella por la confianza y el amor para oprimirla y excitarla (...) y agitarla antes de tiempo, sería la más odiosa de todas las malas artes, si no se propusiera alcanzar un fin que sirviese de disculpa a tales medios ante los mismos ojos de aquel cuyo reproche es de temer. —Tú me lo agradecerás algún día— dice el educador al niño que llora y, realmente, sólo esta esperanza puede disculpar las lágrimas que arranca. (P.41).
En otras palabras el punto de partida de la educación contemporánea ante sus propios niveles tiende a ser a una educación en valores que no tan fácil pero con firmeza y seguridad sostengo que se logrará, más allá de la tecnología y los medios de comunicación que conspiran ante el fruto beneficioso, pues estamos en una época de transición tanto psico-social como espiritual y creo que muchos de los espacios dañados han de irse resanando con trabajo digno por todos los que se comprometen y se suman a ésta conciencia global que es tan necesaria como un ya!.
BIBLIOGRAFIASRojas, R. (1992). “Formación de investigadores educativos”, México. Edit.
Plaza y Valdés.
Morín, E. (1999). “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”,
Correo de la UNESCO.
Díaz, A. (2006). La educación en valores: Avatares del currículum formal,
oculto y los temas transversales. Revista Electrónica de Investigación
Educativa, 8 (1), P.3, recuperado: Febrero 6, 2009,
de: http://redie.uabc.mx/vol8no1/contenido-diazbarriga2.html
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